Alejandro Benítez soñaba, como muchos niños, en
convertirse en estrella de fútbol. Su dedicación y pasión por el deporte lo
llevaron a jugar en el equipo de su ciudad natal Larroque, en la provincia
argentina de Entre Ríos, convirtiéndose así en “Lulo” el goleador del Central
Larroque.
A pesar de ser un gran jugador, Lulo consiguió la fama al demostrar el
enorme corazón que tiene,tras un increíble acto de
generosidad.
Cuando Milo, el sobrino de Lulo nació, la familia Benítez tuvo un motivo
más de felicidad; sin embargo, ésta se vio afectada cuando los doctores
anunciaron que algo ocurría con la salud de Milo.
Tras varios análisis realizados al bebé, los doctores descubrieron que
había algo en su hígado, que obstruía los conductos que transportan la bilis
hacia la vesícula. Por lo que para poder salvar la vida del bebé, era
necesario realizarle un transplante.
Inmediatamente los papás de Milo se ofrecieron a donar una parte de sus
riñones; sin embargo, aún cuando Natalia, madre del bebé, era compatible, no
podía donar, pues anteriormente había pasado por una operación de corazón.
Después de varios estudios, la vida del bebé quedó en manos del otro
único familiar compatible, el futbolista Lulo, hermano de Natalie. Sin embargo,
para que la operación fuera exitosa, él debía sacrificarse y dejar por siempre el fútbol.
– “Cuando supe que podía donar parte de mi riñón y salvar su vida, no dudé en hacerlo, aún sabiendo que tendría que abandonar mi más grande pasión. Y de esto nunca voy a arrepentirme.” expresó Lulo, ahora ex futbolista, según escribe La Vanguardia.
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